

El bombero Mark Reynolds creyó que se trataba de una llamada de rutina: un accidente múltiple en la autopista interestatal cerca de Portsmouth, Virginia. El veterano de 12 años de la Estación 17 se preparó y se puso a trabajar con su equipo, asegurando la escena y revisando a los conductores conmocionados.
Entonces vio un colgante de plata con forma de corazón colgando de un retrovisor: el mismo collar que le había regalado a su esposa, Lisa. Sintió una opresión en el pecho, pero mantuvo la calma, moviéndose de un coche a otro y ofreciendo tranquilidad mientras el equipo estabilizaba el incidente.
Una vez que todo estuvo bajo control, Reynolds llamó a Lisa. Ella estaba nerviosa, pero a salvo, y la coincidencia lo impactó profundamente: una sacudida de lo rápido que puede cambiar la vida.
El momento marcó a toda la estación: el deber ante todo, la familia siempre presente. “Me hizo apreciar a mi familia, mi comunidad y el trabajo que hacemos a diario”, dijo Reynolds. “La vida puede sorprenderte, y a veces lo hace de las maneras más personales”.
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