

Como cada domingo, fui a hacer las compras de la semana y compré todo lo necesario, como de costumbre.
Nada indicaba que este día sería diferente a los demás. Pero al segundo día, al volver del trabajo, quise preparar la cena para la familia y poner la mesa. Fue entonces cuando me llevé la sorpresa. 😯
Cuando abrí el refrigerador encontré los tomates del día anterior en un estado que nunca había visto antes.
Esas pequeñas y extrañas marcas en su piel me llamaron la atención de inmediato. Incluso me asusté, pensando que algo andaba mal. ¿Era señal de descomposición o moho?
Cuando descubrí lo que realmente era, me sorprendí.😯
Después de tomarme un momento para observar, me di cuenta de que estas marcas no eran simplemente imperfecciones causadas por el calor o el almacenamiento.
Aprendí que este tipo de daño a menudo es causado por picaduras de insectos, como los gusanos del tomate, particularmente los grises o blancos.
Estos insectos penetran la pulpa de los tomates, dejando marcas visibles, como las que vemos aquí. Es un fenómeno bastante común, aunque inquietante para quienes no están familiarizados con estas plagas.

No siempre es una cuestión de mal manejo o negligencia.
A veces, estas picaduras también pueden ser consecuencia de enfermedades o afecciones específicas del cultivo del tomate. En cualquier caso, aunque en aquel momento me asustó, me di cuenta de que era simplemente una parte normal del ciclo de vida de estas hortalizas.
Al final, estos tomates, aunque marcados, seguían siendo perfectamente comestibles. ¡Una pequeña lección de paciencia y aceptación de las imperfecciones de la naturaleza!
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