

Tensiones navales entre Estados Unidos y China en las disputadas aguas del Sudeste Asiático: Una explicación (2025)
Las tensiones entre Estados Unidos y China en las disputadas aguas del Sudeste Asiático siguen siendo uno de los problemas de seguridad más acuciantes en la región del Indopacífico. Con reivindicaciones marítimas superpuestas que involucran a China, Vietnam, Filipinas, Malasia, Brunéi y Taiwán, la zona se ha convertido en un punto álgido donde se entrecruzan la libertad de navegación, las disputas de soberanía y la competencia entre grandes potencias.

¿Por qué se disputan las aguas?
Las aguas en disputa del Sudeste Asiático son ricas en recursos naturales y constituyen una de las rutas marítimas más transitadas del mundo. Más de un tercio del comercio marítimo mundial transita por estas aguas cada año. China reclama casi toda la zona bajo su llamada “línea de nueve puntos”, una reclamación rechazada por un fallo de un tribunal internacional en 2016. Otros estados costeros, como Vietnam, Filipinas, Malasia y Brunéi, reclaman su soberanía sobre partes de la región, mientras que Taiwán mantiene reivindicaciones similares ante Pekín.
El papel de Estados Unidos y las operaciones navales
Estados Unidos no se pronuncia sobre las disputas de soberanía, pero insiste en la libertad de navegación amparada por el derecho internacional, en particular la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CNUDM). Para defender estos principios, la Armada estadounidense realiza periódicamente Operaciones de Libertad de Navegación (OPAN). Estas misiones desafían lo que Washington considera reivindicaciones marítimas excesivas, incluida la militarización de islas artificiales por parte de China.
Sin embargo, China considera las patrullas estadounidenses como provocaciones y a menudo envía buques de guerra o aeronaves para vigilar y advertir a los buques estadounidenses. Este patrón ha creado un ciclo de señales militares, en el que cada bando demuestra determinación sin desencadenar un conflicto directo.

Puntos críticos en 2025
En 2025, las disputadas aguas del Sudeste Asiático siguen siendo tensas, pero aún no alcanzan el umbral de un conflicto abierto. Varios acontecimientos recientes ponen de relieve los riesgos:
- Casi accidentes en el mar: Los encuentros entre buques chinos y buques estadounidenses o aliados se han vuelto más frecuentes. En algunos casos, buques de guerra chinos maniobraron peligrosamente cerca de destructores estadounidenses, lo que generó temores de colisiones accidentales.
- Mayor presencia militar: China continúa reforzando sus islas artificiales con pistas, sistemas de misiles e instalaciones de radar. Mientras tanto, Estados Unidos ha incrementado los despliegues rotatorios en Filipinas en virtud del Acuerdo de Cooperación Reforzada para la Defensa (EDCA).
- Contraataque regional: Las naciones del Sudeste Asiático están diversificando sus alianzas de seguridad. Filipinas ha estrechado lazos con Estados Unidos y Japón, mientras que Vietnam está fortaleciendo los diálogos de defensa con India, Australia y sus socios europeos.
Riesgos de escalada
Los analistas militares advierten que, si bien tanto Washington como Pekín desean evitar la guerra, el riesgo de un error de cálculo es alto. Los enfrentamientos navales y aéreos ocurren en espacios reducidos, y sin canales de comunicación sólidos, incluso un accidente menor podría desembocar en una crisis.
Las aguas en disputa del Sudeste Asiático también están estrechamente vinculadas a la competencia más amplia entre Estados Unidos y China por la tecnología, el comercio y la influencia regional. Esto significa que las disputas marítimas no solo se refieren a fronteras, sino también al equilibrio de poder en Asia.

Qué ver
A mediados de 2025, tres dinámicas clave darán forma a la trayectoria de las tensiones entre Estados Unidos y China:
- El compromiso de Estados Unidos con las alianzas: la capacidad de Washington para tranquilizar a aliados como Filipinas y Japón determinará si la presencia estadounidense es vista como estabilizadora o escaladora.
- La asertividad de China: Beijing no muestra señales de dar marcha atrás en sus afirmaciones expansivas, y su modernización militar continúa a un ritmo rápido.
- Diplomacia regional: Los países de la ASEAN buscan un Código de Conducta con China, pero el progreso ha sido lento. Si la diplomacia puede reducir los riesgos sigue siendo una incógnita.
Conclusión
Las disputadas aguas del Sudeste Asiático se han convertido en una encrucijada estratégica donde convergen la rivalidad entre grandes potencias y las disputas de soberanía local. Para Estados Unidos, la cuestión radica en defender la libertad de navegación y apoyar a sus aliados. Para China, se trata de reivindicar sus reivindicaciones históricas y expandir su influencia regional.
Mientras persistan las tensiones en 2025, el reto para todas las partes es evitar que los incidentes marítimos se conviertan en un conflicto más amplio. Si bien la diplomacia ofrece cierta esperanza, la realidad es que la región probablemente seguirá siendo un foco de tensión durante años.
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